jueves, 2 de febrero de 2017

FUERZA COMPARADA DE AMBOS CONTENDIENTES (II)

En la entrada anterior analizábamos la fuerza del Yishuv, (que a partir del 15 de Mayo de 1948 pasó a ser el Estado de Israel) con sus componentes: Heil HaMishmar*; Heil Sadeh*; Plugot Mahatz, o sea, PalmajIrgun Zevai Leumi, o Irgun; Lojamei Jerut Israel o Leji; Mitnadvei Hutz LaRetz, o Mahal*; la organización juvenil Gadna, así como la afluencia de nuevos inmigrantes de los campos de detención británicos, fundamentalmente.

En esta entrada analizaremos las tropas árabes palestinas para, en siguientes entradas, hacer lo propio con los Estados Árabes que atacaron a Israel; en conclusión, exploraremos las posibilidades tácticas, estratégicas y las diferencias que llevaron a la rotunda victoria del Estado de Israel frente a un enemigo que, a priori, parecía superior.

Las guerras no se ganan por casualidad ni por fuerza de voluntad: las ganan los ejércitos superiores; pero, para ello, no basta considerar el número de soldados ni las armas de que disponen. Hay que tener en cuanta, además, factores como la motivación, la dirección estratégica, la organización logística, los apoyos diplomáticos, la unidad de acción...


B) FUERZAS DE COMBATE DEL MUNDO ÁRABE PALESTINO

En Noviembre de 1947, cuando se vota en la ONU el Plan de Partición de Palestina, los judíos conformaban aproximadamente un tercio (1) de la población del Mandato de Palestina - Oeste (aproximadamente un 20 % del Mandato de Palestina original, que incluía la actual Jordania). Las estadísticas en aquel momento suelen referirse a la confesión religiosa de los habitantes, más que a su etnia, lo que lleva a una variabilidad importante en los artículos que hablan de este conflicto. En general, se acepta que los "musulmanes" (casi todos árabes) constituían un 60 % de la población, mientras que los "cristianos" (una gran mayoría de árabes cristianos, junto con comunidades europeas occidentales, europeos orientales, drusos, etc) eran aproximadamente un 5 %. Aparte de los judíos, el 1 % restante serían confesiones diferentes a judaísmo, cristianismo o Islam: animistas, ateos, etc.

Esta peculiar demografía por confesiones religiosas (cuando la mayoría de árabes cristianos, de tomar partido, lo hicieron de grado o por fuerza por sus hermanos de etnia) permite otra de las manipulaciones de los "historiadores" revisionistas: cuando les interesa (para poner de relieve la "injusticia" del reparto) la relación árabes-judíos era 65 %- 33%; cuando les conviene, para excusar el colapso de la sociedad árabe, eran un 60 - 40 %.

La clara superioridad demográfica de los habitantes árabes de Palestina sobre sus vecinos judíos (que llegaba a ser abrumadora si se cuenta que el Mandato de Palestina de 1947 estaba rodeado en su totalidad de estados árabes hostiles) no se tradujo en una ventaja en cuanto a las tropas árabes palestinas sobre sus enemigos, debido a una serie de razones:
  • Mientras que el Yishuv (la Comunidad Judía) se encontraba desesperada ante la amenaza enemiga y no le quedaba otra opción que resistir -proclamando el Estado Judío- o pasar a ser una minoría protegida bajo la buena voluntad de los dirigentes árabes -de Abdullah de Transjordania; del antiguo aliado de los nazis Hadj Amin al-Husayni, o repartidos en una Palestina desmembrada entre los estados de la Liga Árabe (2)- muchos árabes palestinos, comenzando por sus familias más influyentes, utilizaban sus posibilidades para emigrar a países vecinos (3). El Yishuv recurrió a la movilización general de todos sus recursos (que, no se olvide, ninguna sociedad puede resistir más de un tiempo limitado) mientras que la población árabe no participó con el mismo entusiasmo en el conflicto ni se dedicó, ni mucho menos, con la misma intensidad.
  • La sociedad árabe palestina seguía siendo semi-feudal, muy dependiente de la jerarquía tribal (el jeque, el sheikh, dominaba toda la vida de la comunidad) y escasamente democrática. Por lo tanto, la posibilidad de poner en pie unas milicias competentes dependía demasiado de algunas figuras carismáticas y, por supuesto, se dependía casi exclusivamente de la llamada a las armas del líder; y la logística, el entrenamiento, la previsión de movimientos estratégicos y tácticos era pésima. En los estados árabes más avanzados, como Egipto o Siria, que teóricamente disponían de ejércitos modernos, la corrupción minó también sus esfuerzos militares hasta hacer su rendimiento sorprendentemente ineficaz.
  • Tras la aplastante derrota de la "Gran Revuelta" de 1936-1939, los palestinos perdieron en poco tiempo a casi todos sus cuadros dirigentes, y la ya escasa colaboración entre las familias palestinas casi desapareció en un mar de odio y desconfianza. Las estructuras económicas y organizativas de los árabes también habían sufrido un golpe mortal; su capacidad militar quedó hecha añicos y, así, la sociedad árabe en su conjunto perdió el impulso obtenido desde el final de la Primera Guerra Mundial
  • Palestina no había llegado a ser escenario de la Segunda Guerra Mundial, ni el frente llegó a las proximidades de Palestina; no existió un reclutamiento obligatorio (los ingleses consideraban, y con razón, que la opinión pública árabe hubiera reaccionado de manera muy negativa); las tropas alemanas nunca se. aproximaron lo suficiente para que se provocara un levantamiento popular contra los británicos; por si fuera poco, en 1941 la Invasión aliada de la Siria leal al régimen de Vichy* demostró fehacientemente que el Imperio Británico era poderoso, y no había posibilidades de que una sublevación con tropas locales pudiera expulsar a los ingleses.
    Hasan Salama
    El propio Hitler paró los pies a Amin-al-Husayni, según relata el propio Muftí en su diario*, que recoge un resumen de la versión de al-Husayni de la entrevista. Como resultado, las bases combatientes de la Palestina árabe habían permanecido absolutamente ajenas al combate moderno, fuera de algunos líderes entrenados en la Alemania nazi (Fawzi al-Qawuqji, Fawzi al-Qutub, Abd-al-Qader al-Husayni, Hasan Salama, etc) en la guerra de guerrillas, pero que nunca pudieron mandar tropas entrenadas ni preparadas para lo que se les venía encima.
  • Pese a que muchos de los árabes (musulmanes y cristianos) reconocían y temían el poder del Yishuv, gran parte de sus líderes políticos y militares se comportaron con una irresponsabilidad rayana en el suicidio (en el suicidio de la sociedad árabe palestina) cuando prometieron a las masas una rápida victoria sobre los judíos, además de un apoyo ilimitado cuando se retiraran los ingleses "hasta echar a los judíos al mar". Por supuesto, esta retórica condujo a una soberbia militar que tuvo, como consecuencia directa, un deficiente -o nulo- entrenamiento, y la espantada y el colapso cuanto la Haganah se organizó.
Resulta difícil calcular las fuerzas a disposición de la sociedad palestina árabe en 1947:
  • Los árabes palestinos disponían, hacia 1947, de dos grupos paramilitares (4):
    • al-Futuwa*: organización que, asumiendo el lema "Caballerosidad" o "Virtud" de grupos militares musulmanes del siglo XII, se había fundado en la década de 1930 -bajo el impuso de Emil al-Ghury- adoptando la base fundacional, la estética, el antisemitismo, la devoción al Líder (eran ferozmente fieles a Hadj Amin al-Husayni) y el fanatismo de las "Hitlerjugendo "Juventudes Hitlerianas". Fue disuelta hacia el final de la "Gran Revuelta" pero algunos grupos inspirados por sus ideales permanecieron de manera clandestina, hasta la refundación del movimiento en 1946 bajo la influencia directa del Muftí. En 1947 contaba con unos 5000 miembros.
    • al-Najjada*: Fundada a finales de 1945, intentaba ser un brazo armado de la corriente árabe más moderada y opuesta al Muftí. Según los británicos, contaba con unos 8000 combatientes en 1947. Sin embargo, como los judíos, carecía de armas suficientes. Su principal base era Jaffa, la más grande de las ciudades de mayoría árabes.
    • La percepción del peligro de conflicto con el Yishuv llevó a varios intentos de la fusión de "al-Futuwa" y "al-Najjada". Pese a su menor tamaño, la mayor influencia de los partidarios del Muftí hizo que "al-Futuwa" acabase englobando a "al-Najjada"; sobre todo, tras la huida del comandante de esta última, Muhammad Nimr al-Hawari* de Jaffa a Ramallah, que provocó la caída de Jaffa en manos del Muftí.
  • A partir de la apertura de las hostilidades -en una Guerra Civil no declarada, cuyo desencadenante fue la aprobación el 29 de Noviembre de 1947 de la Resolucion 181 de las Naciones Unidas que decretaba la Partición del territorio en dos estados, árabe y judío- la sociedad árabe se movilizó para evitar, por las armas si fuese preciso, que se proclamase el Estado Judío. Se crearon varios ejércitos, aliados sobre el papel, pero cuya coordinación dejó mucho que desear:
  • Boda de Abd-al.Qader
     al-Husayni en 1934
    • El Ejército de la Guerra Santa(Jaysh al-Jihad al-Muqaddas), fiel al Muftí de Jerusalén (Hadj Amin al-Husayni) y comandado por dos de sus lugartenientes: su sobrino (Abd-al-Qader al-Husayni*, para el sector Jerusalén, y Hasan Salama*, para el sector de Lydda y Ramallah). Su Cuartel General estuvo situado en Bir Zeit*. Aunque los expertos militares consideraban posible que el Ejército de la Guerra Santa movilizase hasta 50000 hombres, la carencia de infraestructuras adecuadas, la falta de disciplina, la ausencia de organización civil que mantuviese la sociedad en funcionamiento mientras sus hombres luchaban en el frente, hizo que, en la práctica, entre Salama y Abd-al-Qader sólo pudiesen contar al mismo tiempo con unos 1500 hombres (y no mas de 5000 a 10000 en todo el conflicto). Su manera de operar consistía, básicamente, en tratar de estrangular las comunicaciones entre Jerusalén y el resto del Estado Judío, mediante emboscadas a los convoyes de suministros que llevaban alimentos y pertrechos a la ciudad. ("The Battle of the Roads"*)
    • El Ejército de Liberación Árabe* (Jaysh al-Inqadh al-Arabi): fue reclutado (a partir del 5 de Febrero de 1948) bajo los auspicios de la Liga Árabe, que deseaba destruir el Estado Judío por nacer, pero también impedir que el Muftí se apoderase de toda Palestina. Como Comandante en Jefe de todos los ejércitos árabes en Palestina (incluyendo las tropas fieles al Muftí, lo que obviamente no fue nada bien aceptado por éste) la Liga Árabe nombró a Ismail Safwat**, aunque para el verdadero mando militar se designó a Fawzi al-Qawuqji (otro punto de fricción con los palestinos). 
    • Se dispuso un presupuesto de unos dos millones de libras esterlinas £2000000, financiados por Egipto (un 42 %); Siria y Líbano (conjuntamente, un 23 %); Arabia Saudí (un 20% ) e Iraq (15 %); pero, según el Secretario General de la Liga Árabe, Abdul Rahman Hasan Azzam*, sólo se llegó a entregar un 10 % de lo previsto (5). Aunque el objetivo inicial era reclutar unos 10000 voluntarios, la mala organización, la discordia entre las personalidades del mundo árabe, y la alta tasa de deserciones, incluso antes de entrar en combate, hicieron que no se llegara a esta cifra. La mayoría de fuentes contemporáneas fija el número de efectivos en unos 7500-8000 a lo largo de todo el conflicto.(6)
    • Durante la Segunda Guerra Mundial, pese a los intensos esfuerzos británicos porque los árabes palestinos se enrolasen en sus tropas, sólo consiguieron unos 7000 reclutas, de los que, además, muchos desertaron con armas y bagajes tras haber recibido el periodo de instrucción. Dada la ausencia de registros fidedignos, resulta imposible saber cuántos se encuadraron en el Ejército de Liberación Árabe o en el Ejército de la Guerra Santa, o cuantos huyeron de Palestina o. simplemente, rehusaron el combate. Su presencia debió ser meramente testimonial en los campos de batalla, quizás diferenciándose de otros voluntarios por su entrenamiento militar, en todo caso deficiente.
    • Unos 10500 árabes sirvieron en la Policía Británica a tiempo completo o como fuerzas auxiliares. Ante la retirada de los británicos, y el estallido de los conflictos, muchos de ellos desertaron con sus armas y se unieron a las tropas que operaban a lo largo del país - Ejército de Liberación Árabe, Ejército de la Guerra Santa, u otras unidades irregulares- aportando armas, experiencia en acciones policiales y su disciplina. 
    • Abdul Rahman Hasan Azzam,
      Secretario de la Liga Árabe
    • Sin embargo, limitarse a las cifras de combatientes alistadas en formaciones más o menos regulares sería no comprender la sociedad árabe palestina del siglo XX. Aunque al-Qawuqji intentó encuadrar a sus hombres en formaciones militares modernas (con un éxito sólo relativo) y los ejércitos regulares de los países árabes como Egipto, Siria, Iraq y, sobre todo, la Legión Árabe de Transjordania habían sido -en mayor o menos medida- entrenados por los británicos a la manera occidental, las fuerzas palestinas seguían obedeciendo a dos grandes principios que databan de la gran expansión del Islam durante sus primeros siglos de grandeza: la ghaziya o ataque, y el reparto del botín entre quienes tomaban parte en la batalla. La estrategia de Abd-al-Qader al-Husayni, consciente de los defectos como combatientes de sus hombres, era: 
      1. Establecer vigías que advirtiesen al Centro de Mando de la preparación y próxima salida de algún convoy destinado a llevar suministros a Jerusalén o algún asentamiento judío de la zona que se le había asignado.
      2. Una vez el convoy lo suficientemente alejado de su base de partida como para no ser auxiliado, se plantaban barricadas por delante y detrás del convoy, de modo que los vehículos quedasen inmovilizados.
      3. Mientras tanto, se mandaba aviso a todos los pueblos árabes de alrededor, de donde afluían centenares, incluso miles, de combatientes que disparaban sobre el convoy asediado; en ocasiones, intentaban acercarse para incendiar los vehículos o colocar cargas explosivas si disponían de ellas. Finalmente, la situación terminaba fatalmente con la rendición de los asediados: en ocasiones, tras la intervención británica, los judíos salvaron la vida a costa de la pérdida de todos los vehículos y suministros. Otras veces, como el convoy de la Hassadah, el ataque acabó en masacre indiscriminada.
      4. Esta estrategia mostró ser muy eficaz hasta principios de Abril de 1948; la Haganah perdió la mayoría de sus vehículos blindados (simples autobuses con planchas metálicas, lentos y pesados); Jerusalén llegó a estar prácticamente asediada y, falta de suministros y tropas de refuerzo, estuvo a punto de capitular; sólo la "Operación Najsom"*, con la conquista de varios puntos claves en la carretera Tel-Aviv a Jerusalén, y la muerte de Abd-al-Qader al-Husayni en Al-Qastel*, dio la vuelta a la situación. (7).
  • La sociedad árabe palestina, como los judíos palestinos, tenían una gran penuria de armas al iniciarse el conflicto en Noviembre de 1947. La derrota tras la Gran Revuelta de 1936-39 desencadenó una serie de medidas represivas de los británicos, entre las que se incluía la prohibición de poseer armas de fuego no autorizadas, que podía ser castigada hasta con la pena de muerte. Aunque, obviamente, esta medida se implantó de manera muy irregular, afectando fundamentalmente a las comunidades más favorables a los rebeldes y a los menos poderosos -resultaba muy embarazoso para los británicos ordenar operaciones de requisa en los feudos de las grandes familias árabes, y muy ineficaz en los zocos- no cabe duda de que supuso un grave golpe a la capacidad de respuesta militar de la comunidad árabe.
    • Sin embargo, la posesión de un arma resultaba un motivo de orgullo y honor entre los varones árabes -sobre todo en el mundo rural, pero también en el urbano- de manera que raro era el hogar en que no se encontraba un arma de fuego -como mínimo- y varias armas blancas por cada varón adulto (8) de la familia. La Haganah calculaba, en 1942, que los árabes palestinos disponían de hasta 50000 armas de fuego de pequeño y mediano calibre (pistolas, revólveres, escopetas, fusiles, subfusiles, ametralladoras pequeñas, etc). Aunque el cálculo, para esa fecha, está seguramente exagerado (9), refleja correctamente que, pese a que la posesión de armas de fuego por entonces estaba castigado con sanciones muy graves, incluso la pena de muerte, los árabes palestinos disponían, privadamente, de un montón de armas de fuego. Para 1947 el arsenal en manos de los árabes sin duda era mayor (producto de la relajación británica en cuanto al contrabando a través de las fronteras, el soborno a los soldados británicos, el robo directo en los arsenales, con o sin complicidad de los guardias, etc) pero la falta de una industria armamentística en la Palestina árabe (aunque fuera clandestina, como en el Yishuv); la extendida ignorancia sobre armas entre la población árabe (en muchas ocasiones seguían conservando viejos fusiles, pistolas, inclusos morteros de la Primera Guerra Mundial, en pésimo estado de mantenimiento, cuyo rendimiento fue, por supuesto, nulo); la heterogeneidad de las armas, la falta de repuestos, de proyectiles (nadie parecía haber caído en que una escopeta de 1910 herrumbrosa o sin balas adecuadas era absolutamente inútil) hace realmente difícil evaluar la potencia de fuego de la población árabe irregular.
      Voluntarios árabes en Palestina, 1947
      En todo caso, si bien no era un rival capaz para un ejército regular, tampoco era absolutamente desdeñable; sobre todo ante un rival, como los judíos, que en su mayoría tampoco había probado su valía en el campo de batalla excepto en acciones de guerrilla.
    • En cambio, como les ocurría a sus enemigos judíos, los árabes palestinos carecían absolutamente de aviones de combate, naves de guerra, blindados, o artillería de mediano o gran calibre (hasta la cesión por Siria de una batería de artillería al Ejército de Liberación Árabe de Fawzi al-Qawuqji (10), que de todos modos no estaba dispuesto a compartirla con las facciones leales al Muftí). Los árabes palestinos no contaban con otra cosa más que pequeños morteros, muchos artesanales, como sus oponentes judíos. 
  • No debemos terminar sin citar uno de los  problemas más graves que encontró la sociedad árabe palestina de 1920-1950 y marcó gran parte de la diferencia entre ambas partes contendientes: la carencia de mandos competentes en sus filas. La jerarquía militar oscilaba entre lo feudal y lo tribal; a la cabeza de las tropas no iban comandantes conocidos por su experiencia o pericia, sino por su pertenencia a familias o tribus de prestigio, o su lealtad al Muftí (que ya se había deshecho de sus principales oponentes; del mismo modo, se prestaba poca o nula atención a la planificación militar, a la logística; el Estado Mayor era casi desconocido como se entiende en los ejércitos modernos,  y se fiaba todo al jefe carismático, al valor personal, y a movimientos militares rudimentarios (asaltos frontales, emboscadas, golpes de mano y poco más). Incluso los pocos líderes árabes palestinos que recibieron algún entrenamiento en la Alemania nazi (como Abd-al-Qader al-Husayni, Hasan Salama y otros) resultaron comandantes muy mediocres. 
En la próxima entrada conoceremos las fuerzas regulares de los ejércitos de los países árabes que, a partir del 15 de Mayo de 1948, siguiendo a la derrota de los árabes palestinos y la proclamación del Estado de Israel*, invadieron el recién nacido país, con la intención (declarada) de proteger el carácter árabe de Palestina, pero con la más inconfesable idea de apoderarse del máximo territorio posible y convertirse en una fuerza hegemónica en el mundo árabe 

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* Enlaces en inglés. Aunque mis preferencias serán siempre enlazar a información en español, aunque sea menos completa, en algunos casos la diferencia en la información ofrecida justifica enlazar a páginas en otros idiomas. Ruego disculpen las molestias.
**Enlaces en francés
***Enlaces en otros idiomas

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NOTAS


  1. Ver en  "Official records of the Second Session of the General Assembly; Supplement nº. 11; United Nations Special Committee On Palestine (UNSCOP): Report to the General Assembly, Volume 1. Lake Succes New York 1947": Chapter II: The elements of the Conflict> Geographic and Demographic Factors>Population Statistics
  2. Los países árabes no se ponían de acuerdo, ni mucho menos, sobre el destino de Palestina una vez conquistada: Abdullah de Transjordania -que poseía el ejército mejor armado y entrenado, y la mejor opción estratégica- defendía que la Palestina Oeste no era sino una parte del Mandato de Palestina de 1920; Siria argumentaba que Palestina era una parte histórica de la "Gran Siria" ; Egipto e Iraq, por su parte, se postulaban como líderes de un gran imperio árabe, que incluiría el control político sobre Palestina (con lo que significaba dominar el acceso a los "Santos Lugares", mientras que Líbano - aunque su fuerza militar era minúscula- recordaba que, en el Imperio Otomano (último Gobierno Legal antes de la "Usurpación Británica") la parte norte de Palestina había estado sujeto al Vilayet de Beirut*: y, por lo tanto, debería tener derecho al menos a parte de la fértil Galilea.
  3. Dada la permeabilidad de las fronteras entre Palestina y los territorios limítrofes, durante los disturbios de 1920**, 1921. 1929*, 1936-39, y siempre que se producía una situación de hambruna o penuria económica, se producía una emigración de las familias pudientes a Beirut, Damasco, Amman, El Cairo, Alejandría, etc; o de las familias sin posesiones (pero que tampoco dejaban nada atrás) a territorios más seguros. La opción de la huida, con la posibilidad de retornar tras el fin de los disturbios, se convirtió en una rutina que explica -mal que les pese a los "historiadores revisionistas"- gran parte de la dinámica de la fuga de la población árabe mucho antes del estallido de las hostilidades.
  4. Issa Khalaf (1991) "Politics in Palestine: Arab Factionalism and Social Disintegration, 1939-1948" SUNY Press ISBN 0-7914-0707-1.
  5. Dominique Lapierre y Larry Collins, "O! Jérusalem!"  Ed. Robert Laffont, 1971; Pg 165
  6. Las fuentes contemporáneas al conflicto de 1948 son tan variables como hasta 25000 combatientes ("Palestine, 1948: War, Escape and the Emergence of the Palestinian Refugee Problem"; Yoav Gelber; Sussex Academic Press, 2.ª Ed. 2006 Pg 92, lo que parece una exageración propagandística proveniente de fuentes árabes del Centro de Reclutamiento y tuvo que ser refutado por el propio Al-Qawuqji) o sólo 3000 (cifras dadas, por ejemplo, por Ismail Safwat y Al-Qawuqji tras la derrota, que pueden obedecer: en el caso de Safwat a su propio pesimismo ante las posibilidades de éxito de la campaña; y, tanto en uno como otro, a un comprensible deseo de justificación). Más recientemente, los historiadores árabes, como Walid Khalidi ("From Haven to Conquest", 1982, Pg 860), y los "nuevos historiadores" revisionistas israelíes vuelven a dar cifras de sólo 3000-4000 milicianos. Tales cifras no parecen posibles, en primer lugar porque los expertos militares británicos contemporáneos a la creación del Ejército (algunos tan competentes como el propio mariscal Montgomery) afirman que el reclutamiento no bajó de 6000 hombres; en segundo lugar, el propio impacto sobre los expertos judíos, que pese a saber el bajo entrenamiento de los hombres de Qawuqji se refieren a sus fuerzas con una preocupación, sin duda, derivada de su alto número de combatientes; y finalmente por la propia presencia y actividad, por toda Palestina-Norte, sus ciudades, y por el sur de Líbano y Siria, y en números importantes, de nutridos destacamentos del Ejército Árabe de Liberación.
  7. Resulta imposible saber qué hubiera pasado de no haber reaccionado la Haganah como lo hizo, pero hasta cierto punto es notable el rendimiento que Abd-al-Qader al-Husayni consiguió de unas tropas tan poco formadas militarmente, y pese a tener él mismo una formación militar muy defectuosa. Lo veremos en otras entradas. 
  8. Generalmente tras las primeras poluciones o aparición de vello púbico, sobre los 13 a 15 años.
  9. Karsh, Efraim (2002). "The Arab-Israeli Conflict. The Palestine War 1948". Osprey Publishing. ISBN 978-1-84176-372-9.
  10. Dominique Lapierre y Larry Collins;"O! Jérusalem!"  Ed. Robert Laffont, 1971 Pg 295; Benny Morris: "The birth of the Palestinian refugee problem revisited"; Cambridge (2004): Cambridge University Press. Pg 240; Efraim Karsh ; "Palestine Betrayed", Yale University Press, (2010) pg 122. Todas ls fuentes están de acuerdo en que al- Qawuqji contaba con siete cañones de calibre 77 mm y tres piezas más potentes, de 88 o quizás de 105 mm.

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