jueves, 27 de abril de 2017

LAWRENCE DE ARABIA, O LA NO-TAN-EXITOSA-REVUELTA ÁRABE (III). EL SHERIF RECOGE LAS GANANCIAS

En entradas anteriores, hemos comprobado cómo el sherif Husayn Ibn Alí, del clan de los Hashemitas, consiguió del Sultán y Califa Abdul Hamid II* (posiblemente con el apoyo del Reino Unido, que durante el siglo XIX y hasta 1914 fue el gran defensor del "Hombre Enfermo de Europa") su nombramiento como Sherif  (Protector y Custodio) de La Meca y Medina.

Husayn no se mostró satisfecho, y en 1914 y 1915 buscó una nueva alianza con los británicos, primero para conseguir la independencia del territorio del que era sherif (el Hejaz); más tarde, ya durante la Gran Guerra, para que los británicos crearan un Imperio Árabe -que él dirigiría como Rey- en lugar del Imperio Otomano.

Husayn -con sus hijos, y apoyado por determinadas sociedades nacionalistas árabes- contactó con los diplomáticos británicos del Medio Oriente, les prometió que hablaba como Portavoz de todos los árabes del Imperio Turco, hasta el último hombre -una flagrante mentira- y exigió que, a cambio de un levantamiento generalizado de todo el Mundo Árabe -sujeto, hasta entonces, al Imperio Otomano- se les patrocinara y concediera (bajo tutela británica) un Imperio Árabe que incluiría casi toda la Península Arábiga, más lo que actualmente se conoce como Jordania, Siria, Líbano, Palestina, Iraq y la parte sur de Turquía.

Husayn estableció correspondencia* con el Alto Comisionado en Egipto, Sir Henry McMahon*, que ofreció, a cambio de las ofertas de los árabes de sublevar a todo el Mundo Árabe* (los Hashemitas llegaron a prometer que pondrían bajo las armas de la Entente entre 100.000 y 300.000 guerreros, cuando en toda la guerra nunca tuvieron a más de 15.000 "rebeldes", y nunca más de 5.000 al mismo tiempo) garantizar una independencia árabe más o menos patrocinada por el Imperio Británico.

La Correspondencia Husayn-McMahon nunca fue un tratado internacional, ni dio lugar a acuerdos o pactos entre aliados. Para empezar, si nació viciada, lo fue por parte de los Hashemitas, que mintieron al presentarse como portavoces del Mundo Árabe, y al engañar a los ingleses (como hemos visto en entradas anteriores y veremos en las siguientes) prometiendo un conjunto de tropas y una fuerza militar que estaban muy lejos de poder reunir.

Por otro lado, un acuerdo (de haber llegado ambas partes a un Tratado, que no fue así) en 1916 entre la Gran Bretaña y Husayn & hijos resultaba completamente ilegal:
  • En primer lugar, contradecía los acuerdos del Reino Unido con Francia y Rusia* -anteriores y aprobados por las Instituciones inglesas- que estipulaban que ninguno de los miembros de la Entente podía firmar acuerdos por separado con cualquiera de los beligerantes (y los árabes del Hejaz, feudo de Husayn, eran súbditos del Califa Otomano).
  • En segundo lugar, hubiera resultado completamente inválido un Tratado -que no lo hubo- entre los británicos y Husayn que hubiera proclamado a los Hashemitas Gobernantes de un Reino Árabe independiente, puesto que hubiera roto los pactos -anteriores y legales- con media docena de soberanos y sheikhs árabes: Abdulaziz Ibn Saud del Nejd* (Tratado de Darin*, 1915); con Mubarak al-Sabah de Kuwait* (1914); con Muhammad ibn Ali al-Idrisi de Asir (Mayo, 1915); o con otros sheikhs de menor relevancia.
  • Por no dilatar más la introducción: Sir Henry McMahon no tenía -pese a que en la Correspondencia dice que sí- autorización del Gobierno para negociar sobre fronteras del futuro Estado Árabe. Las instrucciones que recibió son: entablar negociaciones con el sherif; prometer asistencia inglesa con suministros de alimentos, armas, dinero, municiones, ropa, etc, para que Husayn pueda iniciar una "Revuelta Árabe" contra los turcos; y prometer que el Imperio apoyaría la creación de un Estado Árabe independiente  -los ingleses creían las mentiras del sherif sobre su poder y el apoyo con que podía contar entre su pueblo árabe- pero sin negociar sobre territorios y fronteras, ni prometer que Husayn (o nadie en particular) sería el gobernante.
En Marzo de 1916, comprendiendo que los británicos no le iban a ofrecer más de lo ya hablado, Husayn deja de responder a las cartas de McMahon.


La "Gran Revuelta Árabe" de 1916 fue proclamada el 5 de Junio de 1916.

La última carta de la Correspondencia entre Husayn y McMahon data de Marzo de 1916. En realidad, no es que estas cartas fuesen el único contacto entre los Hashemitas y el Imperio Británico; todo lo contrario: los hijos del sherif mantuvieron permanente comunicación con funcionarios ingleses, a los que hacían llegar peticiones económicas, solicitudes de subsidios, ayudas... en general extorsionaron hasta el límite al Imperio:
  • En Febrero de 1916 el sharif cifraba sus modestas necesidades en 5000 rifles y 50.000 £ (británicas). 
  • En Mayo, antes incluso del estallido de la "Gran Revuelta", Husayn pidió otras 50.000 £ para él y 10.000 £ para su hijo Abdullah (que ya había recibido 3.000 £). 
  • Al día siguiente del estallido de su Revuelta, Zeid* -el hijo menor de Husayn, de 18 años de edad- pidió, en nombre de su padre, una ayuda mensual de 130.000 £, que luego se ajustaron a 125.000 £, al inicio de la "Revuelta", para aumentar progresivamente hasta 200.000 £ en Junio de 1917. (1) 
  • Todo esto no incluye el suministro de rifles, que durante todo el primer año sumaron hasta 175.000 unidades (diez veces más que los que un ejército medianamente competente y sin corrupción, del tamaño del que pusieron en pie los Hashemitas, hubiera necesitado) ni cuenta con las municiones, uniformes, forraje, alimentos, etc, facilitadas por los británicos
Obviamente, el brillo del oro británico fue más interesante que cualquier interés que tuvieran los Hashemitas sobre el Nacionalismo Árabe (al propio Husayn del Hejaz no se le conoció ninguna aspiración que no fuera la de ser soberano independiente, primero del Hejaz, más adelante de un Imperio Árabe, cuanto más grande mejor) y, de hecho, medio siglo después de las andanzas de T. E. Lawrence por el propuesto Estado Árabe, los sheikhs árabes (muchos de ellos, por edad, ni siquiera lo habían conocido) seguían llamándole "El Hombre del Oro". (2) (3)

Por supuesto, el oro británico no sólo se quedó en los bolsillos de Husayn y sus hijos, sino que sirvió para inundar de oro la Península Arábiga, de modo que se pagaron pingües cantidades de monedas de oro a muchas de las tribus beduinas por unos pocos "guerreros" o, a veces, una mera adhesión nominal a la "Revuelta". "El Sherif está proveyendo no sólo a sus guerreros, sino a todas sus familias y, de hecho, este es el mejor tiempo de vacas gordas que han conocido en su vida" dijo Lawrence en Noviembre de 1916. "En esta región del mundo, el oro [británico] es tan abundante que la Moneda de Cambio casi es el soberano británico" reconocía el Comandante Herbert Garland*, consejero militar británico e inventor de las Granadas Garland, muchas de las cuales fueron despilfarradas en la "Gran Revuelta Árabe". La toma de Aqaba, el éxito más resonante de la "Revuelta Árabe", fue conseguida, en parte, gracias a los generosos sobornos de las tribus del desierto, que aprovecharon el paso de las tropas de los "rebeldes" para darle un revolcón a los turcos... y hacerse un poco más ricas.

Pero... si la facción pro-británica de los árabes estaban decididos a combatir con los Aliados y Londres los inundaba de oro ¿por qué no estalló la Revuelta antes? Qué impidió a Husayn echarse antes al monte, o mejor dicho... a la duna? 
  • En primer lugar, como hemos visto, no se había firmado ningún tratado entre los británicos y los soberanos del Hejaz; por lo tanto, Husayn no estaba obligado a lanzar la Revuelta, y no lo estaría mientras pudiera sacar más de la parte británica. Por lo tanto, en Marzo de 2016, cuando le debió quedar claro que McMahon no se iba a comprometer más, se le abrió un interrogante crucial: ¿Declaro la guerra? ¿Sigo negociando? ¿Me quedo quieto en la mata?
  • Por otra parte, Husayn (que, al revés que alguno de sus hijos, no era tonto), no tenía claro en Marzo de 1916 que la Revuelta fuese a triunfar. Desde luego, ni de lejos sin el apoyo británico. Y, por supuesto, aunque la Entente terminase la guerra victoriosamente, poco le importaba si él y los suyos sufrían las consecuencias de la represión turca tras una revolución fracasada. De hecho, el Gobernador de Siria (la Gran Siria, con Líbano y Palestina), Djemal Pasha-apodado, y no por casualidad "El Carnicero"- ejercía un imperio del terror en las regiones cercanas a la península arábiga, con crueldad infinita sobre cargos sospechados de traición... Imagina lo que haría con traidores de verdad.
  • El caso es que Husayn, que no era precisamente un ejemplo de fidelidad, envió un telegrama a Enver Pasha* (el más poderoso de los Tres Pashas* que gobernaban, de facto, el Imperio Turco) en el que, proclamándose el "Representante de todo el mundo árabe" (cosa que, al parecer, le salía ya como automáticamente) argumentaba que la participación del Mundo Árabe en el esfuerzo de guerra del Imperio Turco era fundamental para su [la de ĺos turcos] victoria. Por lo tanto, pedía tres condiciones: amnistía general en Siria para los prisioneros políticos, amplia autonomía para la Gran Siria, y proclamar el sherifato del Hejaz hereditario para su familia. Si la Sublime Puerta aceptaba, se comprometía a proclamar una Jihad en Iraq, Palestina, y por supuesto Hejaz. De lo contrario, no podía asegurar que los árabes, descontentos, le siguieran en su fidelidad al Califa (por entonces, Mehmed o Muhanmmad V*), aunque él, personalmente, continuaría siendo fiel al Califa y ya tal... (4) (5)
  • La respuesta de Enver Pasha fue, desde luego, hostil: irritado, exigió al sherif que ni se le ocurriera atribuirse el papel de consejero en estrategia de su Soberano (6), y le ordenó perentoriamente enviar al frente las tropas que había prometido mandar, o debería atenerse a las consecuencias.(7)
  • Sin embargo, lo que, al parecer, empujó definitivamente a Husayn al bando aliado fue la noticia de que una fuerza turca, de unos 3.000 soldados, había sido enviada al Yemen y estaba por hacer escala en el Hejaz. El sherif no había obtenido ninguna respuesta positiva de sus demandas ante los turcos (todo lo contrario) y tenía un miedo -justificado por la experiencia sobre el gobierno de Djemal Pasha en la Gran Siria- a las represalias de los turcos, que no hacían presagiar nada bueno de la visita de una unidad regular del Ejército Turco; así que, con todas sus dudas, se lanzó hacia adelante en el asunto de la "Gran Revuelta".
Esta fotografía muestra varios de los
actores de la "Gran Revolución Árabe".
En primera fila, Faysal Ibn Alí, y detrás
a su izquierda, T.E. Lawrence 
Finalmente, la "Gran Revuelta" estalló -a pesar de que los propios convocantes no la tenían todo consigo, como veremos- en Junio de 1916. Como hemos visto, el Reino Unido había proporcionado -confiando en las promesas de los partidarios del sherif- una cantidad de oro, armas, municiones, provisiones, y otros pertrechos, muy superior a las necesidades de las pocas tropas que consiguió levantar en armas Husayn: no más de cinco mil hombres al mismo tiempo, y quizás unos quince mil a lo largo de toda la "Revuelta".

Los consejeros y oficiales ingleses, como queda registrado en el "Arab Bulletin"(8) se desesperaban ante la incompetencia árabe para el combate moderno: se registran muchos casos de "voluntarios" que desertaban nada más recibir el oro o el arma (cuya posesión era fuente del máximo orgullo para un árabe); o se olvidaban de la "liberación árabe" para ir a arreglar cuentas con un vecino molesto o a caer sobre una caravana para saquearla. Tribus enteras desaparecían tras cobrar su paga, o enlentecían la marcha de las operaciones con interminables extorsiones sobre una mejor remuneración. A veces, los valiosos explosivos entregados para entrenamiento o para realizar una operación se malgastaban en veladas de "fuegos artificiales", bodas, fiestas, etc

Ferrocarril del Hejaz
Pese a las exhorbitantes inversiones y apoyo sobre el terreno de británicos y franceses (que terminaron mandando una misión al Hijaz al mando de Edouard Brémond**) los beduinos no consiguieron ni de lejos formar una unidad moderna de combate. Sólo la necesidad de los turcos de desplegarse en otros escenarios, y el constante apoyo británico, evitó que las tropas árabes fueran borradas del mapa. Según los diarios de los desesperados oficiales británicos encargados de adiestrarlos, solían hacer una pausa para el café en medio de una operación, desaparecían a su arbitrio para ir a ver a su familia, o insistían en desobedecer las órdenes, atacando pequeñas guarniciones sin importancia estratégica, mientras que huían presas del pánico ante un ataque de fuerzas aguerridas, o frente a la artillería otomana. El teniente coronel Stewart F. Newcombe contaba (Mayo 1917, FO 686/6) cómo un grupo de beduinos habían derrochado 271 cargas explosivas, simplemente, dejándolas abandonadas, y el mayor Charles Vickery (FO 882/6 o 686/6) contaba que otro grupo, del Ejército de Faysal, en una marcha de cuatro días, hacia un lugar a treinta y cinco kilómetros, se había perdido y había llegado con dos días de retraso.

Nociones como la puntualidad o la disciplina, la necesidad de acciones conjuntas entre fuerzas aliadas, o el uso de instrumentos de orientación, no despertaban adhesión entre los beduinos, que habían hecho la guerra siempre "de otra manera". Sin embargo, si se ha de ser honesto, con sus habilidades y sin el apoyo británico, hubieran sido aplastados por los turcos sin despeinarse. Al inicio de la "Revuelta", ambos ejércitos (pro-sharif y pro-turco) eran de similar tamaño, aunque los sherifianos contaban con la inestimable ventaja de que el Ejército Británico le podía hacer llegar desde Egipto y por el Canal de Suez - si estratégicamente era necesario- cantidades casi inagotables de armas, municiones, provisiones; incluso hombres procedentes de los prisioneros de guerra tomados en Gallipoli y Mesopotamia.

Las tropas del sherif, además, estaban dotados de mucha mayor movilidad: en parte gracias a su mayor posesión y manejo de camellos -vehículo del desierto por excelencia- pero también (paradójicamente para el mundo actual) por su absoluto dominio sobre los combustibles que movían los vehículos a motor. Los turcos se vieron obligados a encerrarse en plazas fuertes, mientras que los anglo-beduinos podían mover sus tropas para obtener superioridades a placer. Y, claro, conforme se iban rindiendo los destacamentos turcos, la ventaja se fue haciendo abrumadora.

Uno de los "éxitos" de las fuerzas "sherifianas" dirigidas por Faysal Ibn Husayn* (el hijo del sherif, elegido por Lawrence para liderar la "Revuelta" por su imponente presencia física, aunque sus dotes intelectuales eran bastante inferiores a las de Abdullah) consistió en el hostigamiento del Ferrocarril del Hejaz*: las tropas de Faysal consiguieron hacer descarrilar un cierto número de locomotoras y dañar muchos tramos de vías, que de todos modos eran prontamente reparadas por los turcos; sin embargo, nunca consiguieron poner el ferrocarril fuera de circulación; y, desde luego, una tropa más profesional y capaz, sin duda, podría haber conseguido  mejores resultados con los mismos -o menos- recursos.

En cuanto a las ciudades, que como se ha indicado eran las únicas defensas de los turcos, los hombres de Husayn habían conseguido -con una importante ayuda naval y de la artillería británica, e incluso con la participación de la embrionaria aviación inglesa, cuyos bombardeos resultaron devastadores para la moral de los adversarios- asegurarse La Meca y el cercano puerto de Yidda*. Sin embargo, en general, muchas acciones han sido sobrevaleradas a favor de las acciones de las tropas del Sherif:
  • Ta'if* no cayó hasta Septiembre, tras ser sometido a un duro asedio: las fuerzas del Sherif, bajo el Mando de Abdullah, ascendían a unos 5000 hombres, frente a unos 3000 otomanos - mandados por el valeroso mayor general Galip (posteriormente llamado Galip Pasinler) y el Coronel Ahmet- que disponían así mismo de diez cañones de montaña. Conforme iba avanzando el sitio, que comenzó el 12 de Junio, se vio que las fuerzas del Hejaz no eran capaces de tomar la ciudad, pero los turcos no podían romper el sitio, por culpa de su debilidad numérica y su escasez de balas y de munición de artillería. Finalmente, los británicos trajeron de Egipto todos los Howitzer de asedio de que podían disponer, junto con artilleros para manejarlos. El 22 de Septiembre, con las municiones y las provisiones agotadas, los asediados tuvieron que rendirse.(9).
  • Medina aún fue más dura de roer. Su asedio*, que enfrentó a una guarnición de sólo unos centenares de soldados turcos y pocos miles de árabes pro-otomanos, frente a una fuerza sitiadora varias veces superior -que contaba con apoyo británico- duró hasta el 10 de Enero de 1919, varias semanas tras el fin de la guerra. Finalmente, más por el hambre y la nula esperanza de recibir apoyo tras el Armisticio de Moudros* y el cese de actividad militar -a 1300 km de cualquier unidad turca- la guarnición arrestó a su heroico y tozudo Comandante, Fakhri Pasha*, y capituló ante los aliados. El resultado: doce días de saqueo de la ciudad por las tropas de la "Revuelta". (10)
  • Sin embargo, la acción más conocida de los rebeldes árabes fue la toma de Aqaba, por beduinos árabes -apoyados por artillería y fuerzas navales británicas, como ya era costumbre- dirigidos por el sheikh Auda Abu Tayi*, que pertenecía a la tribu de Howeitat*, al Norte del Hejaz, y el sherif Nasir, primo de Faysal, como su representante.
    • Baterías de Asedio Howitzer británicas,
      que tuvieron un papel importante en
      la "Revuelta Árabe"
    • En realidad, Aqaba no resultaba un escenario primario de la guerra, ni siquiera un escenario secundario hasta mediados de 1917. Situada al fondo del Golfo de Aqaba, su acceso por tierra era muy difícil y su acceso por mar inútil para una fuerza naval importante. Su única relevancia resultó ser, ante la futura ofensiva británica contra Palestina y Siria en la segunda mitad de 1917 (la Ofensiva Allenby*) la necesidad de los británicos de no dejar a su flanco una fuerza que, aunque pequeña (Aqaba tenía una guarnición de sólo trescientos soldados turcos) podía ser reforzada por mar, incluso podía convertirse en base de submarinos alemanes*).
    • Aqaba estaba defendida, en total, por unos 400-450 hombres (300 de ellos turcos) y las fuerzas atacantes eran unos 5000 beduinos, con apoyo de fuerzas navales británicas, que proporcionaron apoyo artillero(11). La batalla fue corta -los defensores no tenían ninguna posibilidad- pero salvaje, y la represión fue feroz: centenares de turcos y árabes desarmados fueron asesinados tras rendirse.
  • La toma de Damasco, en Octubre de 1918, que también se cita entre los triunfos de la "Revuelta" fue, en realidad, una consecuencia inevitable de las derrotas turcas ante la Campaña Allenby de 1917 y 1918. Las fuerzas otomanas retrocedieron hacia la península de Anatolia, mientras miles de desertores y prisioneros de guerra se entregaban a las tropas británicas. El ejército de Faysal fue invitado a cerrar el cerco de los restos de los ejércitos turcos en desbandada, y participar en la victoria... con un ejército que, por entonces, en buena parte, estaba formado por prisioneros de guerra capturados que deseaban no languidecer en campos de prisioneros.
Pero, mientras las armas hablaban, la diplomacia tampoco estaba parada. Ya hemos visto que Husayn envío un telegrama a Enver Pasha en Marzo de 1916 explorando un posible trato con los turcos. Tras el estallido de la "Revuelta", por supuesto, cesaron los contactos, aunque durante el año 1916 menudearon amenazas de los Hashemitas de cambiar de bando si los británicos no apoyaban con más armas y dinero, que el Reino Unido no tomó en serio. (12)

Sin embargo, ya en Abril de 1917 los británicos fueron informados de que los turcos buscaban un acuerdo con los Hashemitas para invertir las alianzas. Aunque no hay pruebas de que esto resultase cierto, tras las derrotas turcas ante Allenby en su Campaña de Palestina, en Noviembre de 1917 Djemal Pasha escribió una carta, con tres copias -a Abdullah, a Faysal, y al lugarteniente de Faysal, Jaafar al-Askari*- en la que buscaba convencer a sus correligionarios de la perfidia de los europeos, invocando el Acuerdo de Sykes-Pikot, que los bolcheviques acababan de revelar al mundo. (13)

Djemal Pasha hacía vagas -muy vagas- ofertas de un estado árabe independiente, pero cargaba las tintas en la "traición" a las promesas hechas a los árabes por los británicos y franceses, y al final no concretaba qué ofrecía al sherif y a los árabes.

Tal vez fue por eso, por no fiarse de las [no] promesas turcas; o quizás por mostrar su lealtad al pacto con los británicos (aunque en otras ocasiones, no fue tan escrupuloso); a lo mejor, por dejar claro a sus protectores anglofranceses que tenía otras opciones aparte de ellos; o, quizás, porque las relaciones con su hijo Faysal no atravesaban por su mejor momento;  el caso es que Husayn (al que, obsérvese, no iba dirigida ninguna de las tres copias) "se chivó" a los británicos, y los contactos no llegaron a más.

Efectivamente, conforme la "Revuelta Árabe" ganaba importancia -aunque fuera gracias al oro y las armas inglesas- los celos y las rivalidades entre los Hashemitas aumentaban. Como hemos dicho, Faysal ibn Husayn había sido elegido por Lawrence, más por su majestuoso aspecto que por sus cualidades militares o su inteligencia  (Abdullah era más competente, de lejos) y pronto estallaron diferencias entre él, su padre (que quería un Reino y Califato árabe bajo su nombre) y sus hermanos mayores, Alí y Abdullah, que se veían relegados. Además, Faysal, fuera de la corte del Hejaz, cayó progresivamente en la influencia de sus consejeros británicos. El Reino Unido no tenía ninguna intención de sustituir al Imperio Otomano por un Imperio Árabe, sobre todo si pagaban ellos. Así que pretendían crear un conjunto de países árabes independientes, pero tutelados por los franceses y británicos, dirigidos por lideres amistosos.

La "Gran Siria" para los
Nacionalistas Sirios
Faysal, aconsejado por los británicos y las Sociedades Secretas Árabes, se fue desmarcando paulatinamente del interés de su padre por crear un Imperio Árabe con centro en las Ciudades Santas del Hejaz, e identificando poco a poco con la creación de su propio Reino Árabe, con capital en Damasco, y que recogería el sueño de la "Gran Siria" o "País de Sham", incluiría la región del Mundo Árabe que -en 1917- prometía ser la más rica y poderosa (incluyendo Iraq, Palestina, Jordania, Líbano, el Sur de Turquía y el Norte de Arabia ¡y Chipre!) lo que, en el fondo, volvía a ser más un nuevo sueño de Imperio Árabe más que de "libertad para los árabes". Faysal se quejó repetidamente de que "su padre y hermanos no se tomaban interés en el Movimiento Sirio" y empezó a crear su propia zona de influencia sobre las tribus transjordanas y sirias (14). En Diciembre, Faysal envió a su padre un borrador de respuesta a la oferta turca: proponía a Husayn que [el sherif] mediase entre británicos y otomanos, siempre que éstos se retirasen de ciertos territorios, que especificaría el Gobierno del Reino Unido. La propuesta fue desestimada por Husayn y Reginald Wingate, que había sustituido a McMahon como Alto Comisionado en Egipto. En realidad, también tenia pocas o nulas posibilidades de éxito entre los turcos.

Sin embargo, sin comunicárselo a su padre, ni a los británicos, Faysal contactó secretamente con Mustafá Kemal, el brillante general triunfador de Gallipoli, proponiendo un acuerdo árabe-turco que le coronase a él como líder político del mundo árabe musulmán, al tiempo que líder espiritual del Islam, a cambio de evitar la conquista por los Aliados de todo Oriente Medio, incluida Turquía.

En su mítico (en todos los sentidos) "Seven Pillars of Wisdom", Lawrence presenta los contactos como un astuto acto de diplomacia llevado a cabo por su protegido -que no le había avisado de lo que tramaba- para dividir a los turcos "nacionalistas" (Mustafá Kemal) de los  "islamistas" del Gobierno turco. Sin embargo, Djemal Pasha no era, de ninguna manera, el opuesto a Mustafá Kemal.  Por el contrario, Djemal había sido, desde antes de la entrada en guerra de Turquía, partidario de aliarse con Francia y contrario a los Imperios Centrales.  En 1917 ambos estaban contra la dirección de la guerra por Enver Pasha y los alemanes. Faysal, en realidad, trataba de traicionar a todos: turcos, ingleses, alemanes, su padre y hermanos... en su propio beneficio. El propio Lawrence reconoció, en una entrevista con Basil Henry Liddell Hart, uno de sus biógrafos, que "Faysal, definitivamente,  nos estaba vendiendo". (15)

Conociendo, como sabemos, la derrota final de los Imperios Centrales, puede parecer insensata cualquier propuesta destinada a reunir las fuerzas de árabes y musulmanes contra los británicos en Oriente Medio. Sin embargo, en Mayo de 1918, un zorro astuto como Franz Von Papen, embajador alemán en Turquia y en el futuro canciller de Alemania, vicecanciller bajo Hitler -al que aupó al poder-; superviviente al III Reich e incluso absuelto en los Juicios de Nüremberg (con lo que, podemos ver, tonto no era) opinaba:
"Djemal Pasha [...] está convencido de que se puede llegar a un pacto, incluso sin un arreglo sobre la cuestión del Califato. Podría ser suficiente conceder al sherif la autonomía en La Meca y Medina; la cuestión de Siria no sería un impedimento para llegar a tal pacto" (16)
Djemal tenía motivos para mostrarse moderadamente optimista. Dos meses antes, el 21 de Marzo de 1918, Alemania hania iniciado una ofensiva en Francia y, por el momento, ni británicos, ni franceses, podian destinar mas tropas al escenario de Oriente Medio. A finales de Marzo y en Abril dos ofensivas británicas en Transjordania Norte, intentando apoderarse de Amman y del corazón de Transjordania, fracasaron. Las perdidas no fueron elevadas, pero el resultado fue un aumento de la moral turca.  Si los alemanes conseguían romper el frente aliado en Europa, aún podia darse la vuelta a la situación.

De ahí que, en Mayo, Djemal escribiera a Faysal invitándole a unirse al combate por la liberación del Islam. Ese cambio de opinión es el que queda reflejado en el comentario de Von Papen.

Y no era el único. Faysal, lleno de dudas ante el porvenir de la guerra y su futuro personal,  respondió a Djemal -sin conocimiento de Lawrence o sus superiores, ni por supuesto de su padre- proponiéndole condiciones para un cambio de alianzas:
  • Retirada de todas las tropas turcas al Sur de Amman y de la zona de Medina, (que seguía estando en manos de los turcos y sólo caería tras el final de la guerra).
  • Repatriación de todos los oficiales árabes que combatían en Anatolia y Rumelia (nombre que daban los turcos a los Balcanes) para servir en Siria (siempre la Gran Siria, recordemos: vemos nuevamente el interés de Faysal por esta zona, que habia marcado para sí) en el Ejército Árabe.
  • Si los ejércitos árabe y turco deben combatir juntos, debe quedar claro que el Ejército Árabe lo hará bajo sus propios comandantes. 
  • La relación futura de Siria (siempre pensando en en su futuro como gobernante de esta región) con Turquía, debe ser construida al estilo de la que existe entre Austria, Hungria y Prusia. (17)
  • Las armas, municiones, alimentos, etc, para el Ejército Árabe deben quedar bajo el control de sus propios comandantes.
Dado que las conversaciones no abocaron a nada concreto, resulta dificil saber lo que tenía Faysal  en mente, puesto que una co-soberanía en Siria -mientras se aceptaba la plena soberanía turca en el resto del imperio Otomano- se parecía mas a la compleja situación de Baviera dentro del Imperio Alemán que al Imperio Austrohúngaro; aunque, con toda seguridad, Faysal cuidaría de asegurarse los derechos hereditarios en la Gran Siria. 

Sin embargo, los contactos no fueron satisfactorios para ningun lado. Para Djemal resultaba humillante que los árabes -a los que habían dominado por siglos, y que consideraban inferiores- impusieran condiciones para obedecer al Califa; para Faysal, las derrotas turcas del verano de 1918 le abrieron los ojos: Gran Bretaña era el Caballo Ganador. A partir de Agosto, no hubo más contactos a alto nivel.

Lawrence disfrazó, en sus conversaciones con sus superiores, asi como en su correspondencia y escritos, el rango e importancia de estos contactos: a veces las silenció, otras, como hemos visto, quiso hacerlas pasar por astuta trama para sembrar la discordia entre los turcos; otras veces, Lawrence se encoge de hombros simbólicamente mirando con sonrisa pícara mientras parece decir, cínicamente: "En el amor, la guerra y las alianzas, vale todo".

Sin embargo, dada la pobreza de medios que podian reunir los Hashemitas -y no cabe duda de que eran conscientes de ello- y observando que las peticiones de Husayn y sus hijos fueron consistentemente similares en sus tratos con ambos bandos, Británico y turco, y esencialmente las mismas que tras la guerra denunciaron como promesas incumplidas(18) no caben muchas dudas que lo que hicieron los Hashemitas es entregarse a un doble juego con ambas potencias, ofreciendo una adhesión inquebrantable y unánime de todo el pueblo árabe -con la que no contaban- y unas fuerzas militares, de las que no disponían, para al final quedarse con el mejor postor. Pero si Enver hubiera aceptado las demandas de Husayn en primavera de 1916, es muy posible que la "Revuelta" se hubiera abortado desde sus inicios; por otra parte, si Faysal y Djemal Pasha se hubiesen puesto de acuerdo, quizás la guerra en Oriente Medio hubiese dado un vuelco espectacular. De la misma manera, si los diplomáticos de Londres hubiesen sido conscientes en 1915 del bajísimo carisma y escasa capacidad de reunir fuerzas militares de Husayn, posiblemente hubiesen atado cortos a sus negociadores, y hubiesen evitado promesas -ambiguas, pero precisamente por ello susceptibles de ser infladas a placer por los Hashemitas. Se habrían ahorrado que, a pesar de recompensar con extensos territorios una "Revuelta" de paupérrima contribución al esfuerzo militar, generaciones enteras de árabes y  anticolonialistas (muchos de ellos, británicos) les hayan acusado de engañar a todo un pueblo.

En la siguiente entrada (y última), veremos la principal de las acusaciones que se han lanzado sobre los británicos en relación con este asunto: el de negociar con franceses y rusos, a espaldas de los árabes, para repartirse los despojos del Imperio Otomano, mientras los engañados árabes se dejaban la sangre en el campo de batalla.

Veremos el Acuerdo Sykes-Picot.

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* Enlaces en inglés. Aunque mis preferencias serán siempre enlazar a información en español, aunque sea menos completa, en algunos casos la diferencia en la información ofrecida justifica enlazar a páginas en otros idiomas. Ruego disculpen las molestias.

**Enlaces en francés

***Enlaces en otros idiomas

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  1. Para que nos hagamos una idea: Abdulaziz Ibn Saud, mucho más competente y más fiable como aliado, cobraba 5.000 £ mensuales de los británicos, e Muhammad ibn Ali al-Idrisi, 2.000 £ mensuales. "Empires of the Sand: The Struggle for Mastery in the Middle East, 1789-1923"; Efraim Karsh and Inari Karsh; Harvard University Press, 2001; Cambridge, Massachussets, and London, England. ISBN 9780674005419; Pg 190-192
  2. "Lawrence and Aaronsohn: T. E. Lawrence, Aaron Aaronsohn, and the Seeds of the Arab-Israeli Conflict"; Ronald Florence; Penguin Books, Rhode Island, 2008; 
  3. "Lawrence of Arabia's War: The Arabs, the British and the Remaking of the Middle East in WWI"; Neil Faulkner; Yale University Press; New Haven & London.  2016;  Pg 92
  4. "al-Thawra al-Arabiyya al-Kubra" [La Gran Revuelta Árabe]Amin Said, (Cairo: Ed. Isa al-Babi al-Halabi, 1951), vol I, pp 110-111; "al-Haraka al-Arabiyya; Sirat al-Marhala al-Ula li-l-Nahda al-Arabiyya al-Haditha, 1908-1924"; Suleiman Musa (Beirut: Ed. Dar al-Nahar, 1970); pp 52-53. El 14 de Noviembre de 1914, tras la entrada en la guerra del Imperio Turco, el Califa Mehmed V proclamó la Jihad contra la Entente. En la práctica, tuvo poca importancia sobre el curso de la guerra, pues los vasallos musulmanes del Imperio Otomano siguieron, simplemente, sus propios intereses políticos, y muchos no se adhirieron o lo hicieron de manera meramente nominal. Los defensores de Husayn de La Meca ponen en su haber, como gran hazaña, que no declarara la Jihad pero, en realidad, ello se debió a simple oportunismo. No sabemos si la carta llegó a los círculos de Londres, pero donde fue leída, sin duda, dejó la impresión de que la capacidad de Husayn para dirigir la Revuelta dejaba que desear.
  5. Otros panegiristas de Husayn como "Padre del Nacionalismo Árabe" argumentan que éste, y los siguientes contactos de los Hashemitas con el Imperio Otomano, fueron añagazas para engañar a los turcos, a fin de que no sospechasen nada. Sin embargo, no hay constancia de que Husayn, que llevaba varios meses negociando con los británicos, les informase sobre ese truco, lo que hace a uno preguntarse: ¿qué hubiese hecho el sherif en caso de que Enver Pasha hubiese decidido aceptar su oferta?
  6. Anecdóticamente, pocos días antes del contacto con Enver el sherif había enviado una carta a McMahon, su correspondiente habitual entre los británicos, aconsejando que el Reino Unido atacase, coincidiendo con la "Proclamación de la Rebelión Árabe", las costas de Siria (recordemos, incluía Palestina y Líbano) con el fin de destruir las fuerzas enemigas en Levante. No sabemos si esta carta llegó a Londres, pero donde se leyó debió dejar la impresión de que la capacidad de Husayn para dirigir la Revuelta era manifiestamente mejorable: obviamente, si los británicos hubiesen sido capaces de destruir las fuerzas turcas en Oriente Medio sin desatender gravemente otros frentes ¿Para qué hubieran necesitado a los árabes? Cita en "Summary of Historical Documents", Arab Bureau, pp 145-146
  7. "Mudhakkiráti" [Memorias]; Abdullah ibn Husayn; Jerusalén; Ed. Matba'at Bait al-Maqdis, 1945, pp 105-107. También en:  "al-Thawra al-Arabiyya al-Kubra"; op.cit. Amin Said, vol I p. III; y en "Asrar al-Thawra al-Arabiyya al-Kubra wa Masat al-Sharif Hussein" [Secretos de La Gran Revuelta Árabe y la Tragedia del Sherif Husayn]; Amin Said; Beirut; Dar al-Katib al -Arabi, 1960, pp 52-53.
  8. "Arab Bulletin", Nº 57, 24 July 1917, pp.307-8; Nº.67, 30 Oct. 1917, pp.428-9; Nº.70, 21 Nov. 1917, p. 466.
  9. "Palestine: The Ottoman Campaigns of 1914-1918"; Erickson, Edward; Pen & Sword, London 1916; pg 59
  10. Los británicos y los partidarios de la "Revuelta Árabe" han argumentado en ocasiones que dejar sin ocupar Medina fue intencionado, para así mantener tropas turcas ocupadas en ayudar a los sitiados en Medina y evitar la caída del Ferrocarril del Hejaz, única fuente importante de suministros militares y de alimentos a la ciudad. Sin embargo, los turcos no desviaron tropas en cantidad importante tras el comienzo del asedio, lo que hace dudar de la utilidad de dicha maniobra de diversión; por otro lado, los ataques de los partidarios del sherif, con las elevadas pérdidas sufridas, hacen sospechar también la falsedad de esta versión.
  11. "Aqaba, Battle of (July 1917), The Encyclopedia of World War I"; Spencer C. Tucker, ABC-CLIO, 2005, ISBN 1-85109-420-2, p. 115.
  12. Sin embargo, en Octubre de 1916, coincidiendo con la autoproclamación de Husayn como "Rey de todos los arabes", el sherif presionaba a los británicos para que enviara una brigada a bloquear una columna turca que, supuestamente, iba a salir hacia La Meca, y Abdullah amenazaba con cambiar de bando si los británicos no accedían
  13. Pero que no era una traición para los árabes (puesto que no rompía ningún pacto de los británicos con ellos) ni era secreto para los círculos nacionalistas árabes, como veremos en otra entrada.
  14. "Papers"; Tte Coronel Pierce Charles Joyce, comentario a Gilbert Clayton, 17 de septiembre de 1917.
  15. "T. E. Lawrence to his Biographer"; B.H. Liddell Hart; London, Cassell, 1962, p. 142 (registro de una conversación con Lawrence, 1 de Agosto de 1933).
  16. "Memorias"; Conde Johann Heinrich Bernstorff; London, William Heinemann, 1936; p. 179
  17. Esto es un poco confuso: las sociedades nacionalistas árabes habian citado  con frecuencia su idea de que un futuro Imperio Musulmán podía estructurarse como el Imperio Austrohúngaro de los Habsburgo,  como una monarquia dualista de dos comunidades  independientes -árabe y otomana- unidas sólo por el Jefe del Estado (posiblemente el Califa). Pero Prusia no estaba unida a Austria-Hungria, y la analogía fue añadida gratuitamente por Faysal. Tal vez para subrayar la condición de Emperadores de Guillermo II y Francisco José I.
  18. Es decir: no un sueño de "libertad para los árabes", sino un Imperio Árabe, cuanto más grande mejor, para ser gobernado por Husayn y sus hijos. De hecho, su ambición no se limitaba a los paises árabes si podia echarle el guante a más territorios: en un informe de 31 de Julio de 1917, al inicio de la Campaña de Allenby en Palestina, Lawrence cuenta que Husayn dejaba volar su imaginación: "Si es posible perseguir a los turcos hasta Constantinopla o Erzurum, ¿para qué hablar de Beirut, Alepo o Haíl?. Y también era consciente de que no era cierto que nadie -excepto el mismo- le hubiese elegido portavoz de los árabes.  En Enero de 1918, en un raro momento de sinceridad, se confesó a David  Hogarth, antiguo Director del Cairo Arab Bureau: "Admitió que los árabes en conjunto no le habian elegido para ser su Rey [cuenta Hogarth] pero, viendo cuán ignorantes  y desunidos  son ¿Cómo podía esperarse eso de ellos si él no se presentaba? ¿Quién más, en Arabia, Siria, o Iraq, podia considerarse tan superior a todos los demás, como para ser el Rey de todos?  De hecho, no habia nadie más. 



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