domingo, 17 de agosto de 2014

EL APOYO PALESTINO AL EJE (II) : DEL LIBRO BLANCO AL GOLPE DE ESTADO EN IRAQ - 1939-41

INTRODUCCIÓN

En una entrada anterior veíamos que, cuando la Segunda Guerra Mundial comienza, el 1 de Septiembre de 1939, la Gran Revuelta Árabe* acaba de consumirse. No se puede dar una fecha concreta del final de la rebelión, ya que no existió ningún acuerdo de paz ni ninguna llamada de los líderes de la insurrección a dejar las armas.

El Mufti con un joven soldado
de la Wehrmacht
La represión fue tremenda, tanto o más como lo había sido la violencia de la revuelta, y la comunidad árabe de Palestina salió del conflicto militar y económicamente destrozada: los palestinos perdieron en poco tiempo a casi todos sus cuadros dirigentes (asesinados, encarcelados, huidos al exilio o silenciados políticamente por las facciones más extremistas) y la anteriormente mínima colaboración entre las familias palestinas había derivado en desconfianza y odio. Las estructuras económicas y organizativas de los árabes también habían sufrido un golpe mortal, su capacidad militar quedó hecha añicos, y la sociedad árabe en su conjunto perdió el impulso obtenido -en parte gracias a la inmigración judía- desde el final de la Gran Guerra.

Políticamente, sin embargo, habían obtenido un éxito importante: en Mayo de 1939, el gobierno de Neville Chamberlain publicó el "Libro Blanco" de 1939, que restringía drásticamente la inmigración y la compra de tierras por los judíos, y anunciaba una independencia futura -en diez años- de un Estado donde sólo podrían inmigrar judíos si lo aceptaban los árabes; es decir, garantizaba virtualmente un estado de aplastante mayoría árabe. El Yishuv o Comunidad Judía -como era de esperar- denunció el documento como "ilegal". La Sociedad de Naciones mostró también su oposición, e incluso conservadores británicos como Churchill denunciaron el "Libro Blanco" como "otro Munich" y una intolerable "cobarde rendición ante la violencia árabe" (1).

RESPUESTA ÁRABE AL "LIBRO BLANCO"

"Tras el palo, la zanahoria": el gobierno británico tendía una mano amistosa hacia los árabes, con intención de apaciguar Oriente Medio y asegurar las vitales comunicaciones y rutas de suministro con la India y Extremo Oriente y el petróleo del que dependía para cualquier esfuerzo militar. Alemania se había anexionado Bohemia y Moravia, había anunciado su retirada del Pacto de No-Agresión germano-polaco de 1934 y del Acuerdo naval anglo-alemán de 1935, y la guerra parecía otra vez más cercana.

Pese a que los dirigentes del clan Husayni y sus colaboradores estaban en el exilio (Amin Al-Husayni* en Beirut, Jamal Al Husayni* en Bagdag, Fawzi Al-Qawuqji en Amman), habían conseguido destruir cualquier oposición posible dentro de la comunidad árabe mediante los asesinatos, las amenazas, o calificando de "agentes sionistas" o "imperialistas" a cualquiera que abogase por la moderación. La comunidad palestina de 1939 es una sociedad semifeudal, con unas tasas muy altas de analfabetismo, donde las palabras del líder religioso y político son órdenes indiscutibles. Para bien o para mal, el Muftí es el dirigente de la comunidad palestina y lo que decida será apoyado por el millón largo de palestinos.

Jamal Al-Husayni
Pese a sus actividades antibritánicas y antisemitas del pasado, y la simpatía mostrada por el régimen nazi de Adolf Hitler, el Muftí no está obligado a rechazar el "Libro Blanco". Después de todo, lo que le ofrecen los británicos es, básicamente, lo que pedían los árabes: independencia de un país con muy pocos judíos. Y Amin Al-Husayni no es hombre que se deje cegar por sus prejuicios hasta el punto de rechazar lo que desea porque se lo ofrezca alguien a quien no le tiene simpatía (2)

Sin embargo, Al-Husayni y sus partidarios del disuelto Alto Comité Árabe* , lo rechazan. En su lugar, exigieron el cese inmediato de la inmigración judía (a lo que había que añadir una antigua reivindicación del Muftí: expulsión de todos los judíos llegados a Palestina tras 1917) (3), retirada inmediata de los británicos e independencia inmediata.(4)

Es evidente que estas demandas no eran realistas.(5). En ningún caso, el Reino Unido iba a renunciar a sus posesiones de Oriente Medio, y menos tras haber aplastado la Revuelta Árabe. El historiador Benny Morris sugiere que el rechazo se debió a que "no había sitio para él en el futuro Estado Palestino" pero -más allá de que los británicos no le tuviesen simpatía, lo cual es cierto- Al-Husayni había gobernado mucho tiempo Palestina a través de colaboradores y en 1939 lo estaba haciendo así. ¿Debería preocuparle la posible oposición de los británicos para diez años después? Otros historiadores han argumentado su "ira" contra británicos y judíos, pero el Muftí era demasiado inteligente para dejarse arrastrar así por el odio.

Lo más probable, en vista de sucesos posteriores, es que el Muftí estuviese acariciando la idea de aliarse política y militarmente con Alemania, que en 1939 aparecía para sus simpatizantes como un poder "irresistible" que fundaría un Nuevo Orden al que las "corruptas" Democracias no podrían resistir. Recordemos, como en la entrada anterior, que nadie sospechaba que las amenazas de "Mein Kampf" y el violento "antisemitismo" que se vivía en Alemania acabaría en el genocidio sistemático de los judíos. Por lo tanto, aliarse con Alemania no parecía a mucha gente más reprobable éticamente que con la URSS o Polonia (cuyo historial de pogromos superaban por entonces al de Alemania) o incluso con Francia, EEUU, o Reino Unido, con un largo número de masacres de poblaciones nativas en su propia Historia. Así, rechazar el "Libro Blanco" fue una manera de rechazar las maniobras británicas sin provocarles abiertamente, mandar un guiño de complicidad a los nazis, y ganar gran apoyo entre las masas árabes.

ESTALLA LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

El estallido de la guerra fue tomado de muy diferente manera en la comunidad judía y árabe. El Yishuv, con la excepción del grupo LEJI o "Banda Stern" -que consideraba a los británicos el enemigo más acuciante por ocupar Palestina y a Hitler "un perseguidor más"- declaró una tregua en su lucha armada contra los británicos  -el Irgún retomó los atentados en 1944- para enfrentarse al enemigo más peligroso, los nazis. Unos cien mil judíos (de una población de seiscientos mil) colaboraron en el esfuerzo de guerra de los aliados en labores militares, fábricas de suministros, uniformes, armamentos, etc. Treinta mil de ellos combatieron en los frentes de África del Norte e Italia (6) en la Brigada Judía.

Entre los árabes palestinos, por el contrario, los británicos encontraron, sobre todo, frialdad y hostilidad. Pese a que las autoridades coloniales intentaron que las cifras de voluntarios árabes fueran similares a las de judíos, del millón doscientos mil árabes que contaba el Mandato en 1939, sólo se enrolaron unos seis o siete mil en el Ejército británico (y, aún así, "muchos parecían haberse enrolado sólo para desertar cuando les diesen el arma", dijo un oficial inglés anónimo). En cuanto al otro bando, en números absolutos pocos árabes palestinos se enrolaron en los ejércitos alemán o italiano, debido a que el Eje nunca llegó a Palestina. Sin embargo, entre los que tuvieron que huir tras la derrota de la Gran Revuelta, la mayoría de ellos (Amin y Jamal Al-Husayni, su sobrino Abd-al-Qader, Fawzi Al-Qutub*, Fawzi Al- Qawuqji y muchos más) colaboraron, de una u otra manera, con el esfuerzo de guerra nazi.

En general, las simpatías de la población del mundo árabe en Oriente Medio estuvieron contra los ingleses y a favor de los alemanes. Políticos de primera fila, como Hassan Al-Banna -fundador de los Hermanos MusulmanesFaruk de Egipto**, Habib Burguiba en Túnez, Anwar el Sadat y muchos más, simpatizaron o trabajaron activamente a favor de los nazis y adoptaron posturas claramente antisemitas, sin que su carrera posterior se viera afectada. Como podemos imaginar, en los países que fueron ocupados por el Eje los sentimientos antibritánicos y antisemitas encontraron más facilidades. En las colonias de la Francia de Vichy hubo manifestaciones antijudías. Y no sólo cabe echar la culpa a las políticas nazis: la Tripolitania italianasufrió violentos pogroms antijudíos, pese a que el gobierno colonial italiano de Italo Balbo intentó impedir los ataques. El guetto de Bagdag fue destruido el 1 de Junio de 1941, cuando los inspiradores del Golpe de Estado de Rashid Ali Al-Gaylani  habían huido ya y se había firmado un armisticio.

Muchos testimonios coinciden en que la población árabe de Oriente Medio, en general, veía con mucha simpatía una victoria alemana. Se cuenta que, en Alejandría, a finales de 1941, gran parte de la población se apresuró a procurarse banderas con que recibir a Rommel. Quien sería más adelante el primer presidente de la OLP, Ahmed Sukheiri, describe en sus memorias cómo era el ambiente en las calles de los países árabes en aquellos primeros años de guerra:
Las noticias sobre victorias alemanas en Europa llenaron nuestros corazones con una gran esperanza...Yo solía sentarme frente al mapa, lapicero en mano, oyendo los comunicados militares de Radio Berlín, regocijándome con los triunfos alemanes..."(7)
La afinidad de la población árabe por la victoria de Hitler chocaba, muchas veces, con el pragmatismo de la situación político-militar. En Transjordania, el rey Abd-Allah-Ibn-Husayn era pro-británico y su Ejército -la Legión Árabe- estaba financiado por el Reino Unido y mandado por oficiales ingleses. El rey Faruk tenía simpatía por los nazis, pero su Ejército no era rival para las tropas británicas destacadas en Egipto. El caso más característico era el de Iraq, independiente desde 1922, pero obligado por los Tratados Anglo-iraquíes de 1922 y 1930 a mantener bases militares británicas y a consultar con el Reino Unido los temas de Asuntos Exteriores y Defensa. En el caso de Iraq me van a permitir que me explaye, porque hace a nuestra historia.

Cuando se habla de la simpatía de los árabes hacia la causa nazi, nunca falta quien hable de las "relaciones" entre los judíos y los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, presentando lo que fue un contacto esporádico -de un dirigente concreto, que lideraba un partido casi testimonial en ese momento, y con unos fines muy precisos- como si fuese la política continuada de la Agencia Judía. Comparativamente, es como si presentáramos a todos los ingleses -Churchill incluido- como nazis por las simpatías de Sir Oswald Mosley, o a todos los noruegos -familia real incluida- por la política de Vidkung Quisling.

La historia es la siguiente: en Agosto de 1940 un grupo de activistas del Irgún (Organización Nacional Militar en la Tierra de Israel) no estaba de acuerdo con la prioridad expresada por los dirigentes: combatir primero de todo y por todos los medios a la Alemania nazi, y después de la victoria seguir luchando contra los británicos y los árabes hasta conseguir la "Liberación de la Tierra de Israel". Estos miembros del Irgún disidentes se agrupaban en torno a Avraham Stern* y creían que Hitler no era sino uno más de los miles de antisemitas que había habido en el mundo (no había motivo para creer aún que sus crímenes superarían con mucho los de todos los antisemitas de la Historia) y que, después de todo, quienes ocupaban Palestina eran los británicos así que, según Stern, éstos eran los enemigos a combatir en primer lugar.

Stern con sus seguidores se separaron en Agosto de 1940 y al principio se dieron un nombre casi idéntico al Irgún (Organización Nacional Militar en Israel), lo que hace que a veces, en los foros antisemitas, se diga incorrectamente que el Irgún trató con  los nazis, cuando fue al revés. El nombre de Leji ("Luchadores por la Libertad") lo adoptaron un mes después.

El grupo Leji era minúsculo. Posiblemente, al separarse no serían más de dos o trescientos como mucho (frente a miles de partidarios del Irgún y decenas de miles de la Haganah. Es posible que, en parte por tener pocos seguidores, fue por lo que Stern quiso hacerse notar a través de planes espectaculares y atentados llamativos (una constante en la historia del Leji)

Stern, cuya ideología se aproximaba bastante al fascismo italiano, trató de contactar con la Italia de Mussolini (que entonces acababa de entrar en la guerra) ofreciéndole ayuda en el Mediterráneo -que los italianos querían volver a dominar como en la época de la Roma Antigua y los estados italianos de la Edad Moderna- a cambio de su reconocimiento de la independencia de un estado judío, una vez ganada la guerra. Para su desgracia, el agente con quien contactó, Moshe Rotstein, era en realidad un miembro del Irgún que, encima, colaboraba con los británicos. Así que no sólo Stern no consiguió contactar con los italianos, sino que encima su ofrecimiento salió a la luz pública.

Más adelante, a finales de 1940, a Stern se le ocurrió un plan aún más fantástico. Ofreció a los alemanes un acuerdo de mutua colaboración. Si los nazis dejaban salir a todos los judíos de Alemania y Polonia hacia Palestina (Stern no sabía lo que estaba ocurriendo en Polonia y Alemania), Stern organizaría, con ellos y los judíos de Palestina, una gigantesca rebelión contra los británicos. Stern hablaba de 40000 combatientes. La oferta fue entregada al embajador alemán en Ankara, quien la cursó a Berlín en enero de 1941. No hubo respuesta, no sabemos si porque los nazis no se fiaron, no creyeron que Stern pudiera hacer lo que ofrecía o, sencillamente, estaban muy entretenidos con su planificación de la "Solución Final". Podemos conjeturar, sin embargo, que si la oferta llegó a personas con capacidad de decisión, se quedaría con ganas de preguntar a Stern: "Bien, Avraham y ¿cómo mandamos a sus judíos a Palestina? ¿En tren? ¿En barco, a través de toda la flota británica?"

Pese a lo que los antisemitas suelen afirmar sobre contactos nazi-sionistas, la sociedad judía repudió los contactos de Stern con el Eje (y eso que en 1941 aún no se sabía casi nada del Holocausto). En 1942 el Leji apenas contaba con 40 a 60 activistas. Sólo tras la muerte de Stern y la radicalización anti británica, anticolonialista y anti ONU del Leji, adquiríó mayor relevancia en la sociedad judía. Aún así, en 1946 podría contar con unos 1000 militantes (apenas un 25 % de los del Irgún).

GOLPE DE ESTADO PRO-NAZI EN IRAQ

El Primer Ministro iraquí (Nuri -al Said) y el Regente Abd-Al-Ilah tenían tendencias anglófilas. En 1939 el Reino Unido intentó que Iraq declarase la guerra a Alemania; sin embargo, la oposición de la opinión pública y de altos mandos del ejército iraquí (el "Cuadrado de Oro"*) -que creían que la guerra les ofrecía una buena oportunidad para librarse del yugo británico- hizo que Iraq, aunque rompió relaciones con Alemania, no entrara en guerra.

En Octubre de 1939 el Muftí de Jerusalén huyó del Líbano, sobornando a un funcionario francés, y se presentó en Bagdag. Su prestigio entre los líderes políticos nacionalistas árabes y su carisma entre la población fortaleció los círculos antigubernamentales y el partido pro-nazi. La presión sobre Nuri Al-Said se hizo insoportable y el Primer Ministro dimitió en Marzo de 1940; fue sustituido por Rashid Ali que, inmediatamente inició contactos con Alemania para restablecer las relaciones diplomáticas y despegarse de la dependencia militar de los británicos. El Ministro de Justicia Naji Shawkat* fue comisionado para entrevistarse con el diplomático alemán Franz Von Papen, por entonces embajador alemán en Ankara.

Rashid Alí Al-Gaylani
Estos contactos habían sido establecidos gracias a Haj Amin Al-Husayni, que a su vez aprovechó para presentarse ante los alemanes como una especie de representante autorizado del mundo árabe. Unas semanas tras la entrevista de Shawkat con Von Papen, el Muftí envió a su secretario, Uthman Kamal Al-Haddad, a Turquía y luego a Berlín, donde se entrevistó con el Ministro de Asuntos Exteriores del III Reich, Joachim Von Ribbentrop. y solicitó ayuda militar y una declaración de apoyo de las potencias del Eje a la causa de la independencia árabe, la cual consiguió (Abril 1941) aunque de forma más general de lo que el Muftí deseaba. Al Haddad, además, era portador de una carta para Adolf Hitler, en la que expresaba el deseo de una rápida victoria de Alemania, se adjudicaba un papel central dentro del mundo árabe, y describía los "sufrimientos" de su pueblo bajo las bayonetas inglesas y el maltrato judío a través de la corrupción y la intriga.

Los contactos de Al-Husayni con los alemanes no produjeron resultados militares concretos, pero alarmaron a los ingleses. Al parecer, la intención de Rashid Alí no era la de alinear Iraq con el Eje, sino tratar de conseguir una neutralidad equidistante.(8) Sin embargo, las presiones de Al-Husayni y el "Cuadrado de Oro" sobre la opinión pública iraquí obligaron a Rashid a adoptar posturas más antibritánicas de lo que deseaba, lo que junto a los contactos del Muftí con el Eje y una coyuntura favorable a la Marina británica en el Mediterráneo, precipitaron las cosas. El Regente, empujado por los británicos, depuso a Rashid-Alí en Enero de 1941 y nombró a Taha al-Hashemi (futuro Inspector de Tropas en el Ejército de Salvación de Palestina en 1948).

Pero las cosas no quedaron así por mucho tiempo; Haj Amin Al-Husayni, el "Cuadrado de Oro" y los círculos pro-nazis no se resignan a ceder ante los pro-aliados; incitan a Rashid Ali para que -el 1 de Abril- dé un Golpe de Estado y deponga a Al-Tashemi. Este segundo gobierno de Rashid no es, en el fondo, más que un títere de Alemania. Respaldado por el Muftí y el "Cuadrado de Oro", adopta una política externa favorable a las potencias del Eje e, incluso, firma un acuerdo** secreto para nacionalizar el petróleo con apoyo germano-italiano. Pero el Reino Unido se toma el Golpe de Rashid como una agresión que amenaza la posesión del petróleo de Oriente Medio y las rutas de comunicación hacia la India. y desencadena la Guerra Anglo-Iraquí (Abril-Mayo 1941).

Mientras los británicos se aproximan a Bagdad, el Muftí, en su calidad de líder religioso, promulga una fatwa,* o llamamiento, en este caso a una Guerra Santa contra el Reino Unido:
Por tanto, os invito, hermanos, a participar en la Guerra de Alá para preservar el Islam, su independencia y sus tierras, de la agresión inglesa. Os conmino a usar toda vuestra fuerza para ayudar a Iraq, para que pueda deshacerse de la vergüenza que le atormenta. O Heroico Irak, Alá es contigo, la nación árabe y el mundo musulmán están firmemente Contigo en Tu Santa Lucha!
En la guerra participan al lado de Haj Amin y los círculos pronazis varios de los personajes que veremos más adelante en la guerra de 1948: Abd-al-Qader Al-Husayni, Fawzi Al- Qawuqji, y una camarilla de oficiales palestinos y nacionalistas árabes. Frente a ellos, con las fuerzas británicas que reconquistan el país, combaten tropas de la Legión Arabe, de la Haganah y del Irgun en misión de sabotaje, bajo el mando de David Raziel, liberado de prisión para la operación.

Finalmente, la guerra termina con la victoria de las tropas inglesas. En otra entrada explicaremos las razones del fiasco de los nazis y sus simpatizantes. Mientras los británicos tomaban el poder, un violentisimo pogrom* destruyó el barrio judío de Bagdad, causando centenares de muertos y gravísimos daños materiales (al menos 3,5-5 millones de libras esterlinas).  Los principales golpistas, el Muftí y sus colaboradores consiguieron huir, unos a Siria y otros a Alemania. En próximas entradas nos volveremos a encontrar con ellos y sabremos de sus aventuras.

EL APOYO DEL MUFTÍ AL EJE HASTA 1941

El rechazo del "Libro Blanco" por insuficiente y el apoyo al "Cuadrado de Oro" iraqí no merece, por sí mismo, un juicio moral positivo ni negativo sobre la figura del Muftí. Cada persona, cada grupo, defiende prioritariamente lo que cree mejor para sí y los suyos. Como ya he dicho antes, aunque el régimen de Hitler era dictatorial y antisemita, desde el punto de vista de un nativo americano, o un árabe, los aliados no eran mejores y merecían que se luchase contra ellos. Y desde el punto de vista de algunos judíos los nazis, en 1940, no habían hecho cosas peores que lo que habían hecho los rusos o los polacos

Sin embargo, Haj Amin Al-Husayni, con sus principales colaboradores, eligieron voluntaria y conscientemente un bando en el que luchar. Y ese fue el bando de las Potencias del Eje. Para bien o para mal, rechazando el Libro Blanco habían rechazado la Alianza con Gran Bretaña, y presentándose como agentes árabes ante los nazis habían unido su causa a la de la Alemania de Hitler. En las próximas entradas veremos que sus lazos fueron muy intensos y que, definitivamente, el Mufti colaboró con los nazis todo lo que pudo, incluso tras tener pruebas de la iniquidad de su doctrina política.

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* Enlaces en inglés. Aunque mis preferencias serán siempre enlazar a información en español, aunque sea menos completa, en algunos casos la diferencia en la información ofrecida justifica enlazar a páginas en otros idiomas. Ruego disculpen las molestias.
**Enlaces en francés
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NOTAS


  1. "Britain and Palestine during the Second World War"; Zweig, Ronald W; Boydell Press for The Royal Historic Society, 1986.
  2. El Muftí de Jerusalén, durante sus años de actividad política, cambió varias veces de alianzas y supo hacer "de tripas corazón" en muchas ocasiones. Dos ejemplos pueden ser su nombramiento de manos de Sir Herbert Samuel (que le creyó "un hombre moderado que aseguraría la tranquilidad en la zona") y la alianza de las tropas que le apoyaban con el "Ejército de Liberación" de Fawzi Al-Qawuqji, a quien odiaba (y era correspondido).
  3. Según Al-Husayni, la población judía debería representar sólo un 7% de población judía en Palestina, ello supondría, quizás, la expulsión forzosa de más de quinientos mil judíos, para las cifras de 1939.
  4. Según algunos autores en Mayo 1940 Jamal Al-Husayni (que por entonces había discutido con su hermano), en Bagdag, en casa del Primer Ministro Nuri es-Said, y con la presencia del político palestino Musa Alami* se mostró dispuesto a encontrar una fórmula que satisficiese a la comunidad árabe palestina "a pesar de las amenazas de Amin Husayni". En realidad, el "Libro Blanco" era "papel mojado" para entonces, pues la inmigración judía era previsible que quedase interrumpida por la guerra, así como la independencia de Palestina. Por lo tanto, dicha extraordinaria declaración, si existió, parece más bien una maniobra de propaganda. Y, en todo caso, nunca fue hecha pública, por lo que no tiene ninguna trascendencia.
  5. El diplomático israelí Abba Eban dijo, refiriéndose a la Guerra de los Seis Días: "Creo que es la primera vez que, al día siguiente de la guerra, el vencedor pide la paz y el vencido exige la rendición incondicional del enemigo". Se equivocaba. Y, aunque él no lo podía saber, tampoco sería la última vez.
  6. Jewish Brigade: http://www.aim25.ac.uk/cats/104/8101.htm
  7. "The Attitude of Arab Palestinian Historiography Toward The Germans and The Holocaust"; Nevo, Joseph; en "Remembering for The Future" Theme II; Oxford Pergamno Press, 1988. P 2242
  8. "The Grand Mufti: Haj Amin Al-Husseini. Founder of the Palestinian Mational Movement"; Elpeleg, Z; Himelstein, Sh.Rouletge Press, New York 2007. Pgs 58-61

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